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EPC - Agosto 2014

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EL PUEBLO CATÓLICO AGOSTO 2014 12 TESTIMONIOS Por Mavi Barraza Luego de dar a luz a tres hijos el matrimonio conformado por Alma Ávila y Armando Mireles comenzó a soñar con un nuevo miembro en la familia. Entre los nuevos retos que enfrentaban, estaba que Alma pudiera reto - mar sus estudios, los que había suspendido estando en octa- vo grado. Poco después de que Caroline, la hija más pequeña, cumpliera un año, Alma final- mente quedó embarazada. "Con cuatro meses y algunas semanas de embarazo fui a mi primera revisión médica. Está- bamos muy contentos por esa cita, ya que nos dirían el sexo del bebé", recordó Alma. Desafortu- nadamente, el embarazo tenía complicaciones. No había líqui- do amniótico suficiente para el bebé, y debido al sobrepeso de Alma —quien en ese tiempo pe- saba alrededor de 300 libras—, y a los altos niveles de azúcar en su sangre, el embarazo era riesgo- so… para la madre y el bebé. Los médicos pidieron a Alma y su marido que discutieran la opción de terminar el embarazo. "Según me explicaron los médi- cos, había una obstrucción en la vejiga del bebé; no podía orinar. Por eso ya no había líquido en mi vientre y eso ocasionaba que el bebé se asfixiara", agregó la madre. Se habló de dos opciones. "Me dijeron: terminas ahora con el embarazo; el 'bebé' ya no tiene líquido y su corazón late muy dé- bil. O puedes esperar, pero puede ser riesgoso para ti", agregó. Alma decidió esperar una semana más. Al regresar al hospital, los médi- cos advirtieron que el pequeño ya no tenía líquido y estaba casi sin vida, por lo que se sometió a la madre a un procedimiento, que según entendió, sería un parto prematuro. "En el hospital me dijeron que me entregarían el cuerpo de mi bebé. Eso sería una tranquilidad para mí", acotó la mujer, quien no tenía en ese momento la plena consciencia de estar realizando un aborto. Cuando Alma despertó de su proceso, pidió el cuerpo de su ni- ño. Quería abrazarlo. La respues- ta de la enfermera fue ésta: "No te puedo dar a tu hijo, lo sacamos en pedazos". El hecho fue devastador. Alma compartió que "me puse histéri- ca; me quise volver loca. No en- tendí lo que me estaba diciendo la doctora". Ese pequeño, recibió por nombre Juan Ángel. Un án- gel más, habitando en la casa de Dios. Al día siguiente de haber re- gresado a casa, Alma tuvo que ser llevada a emergencias por un dolor abdominal severo. Después de ser sometida a al- gunos exámenes, mientras espe- raba los resultados un sacerdote los visitó. Ella sintió paz y tran- quilidad. Tras rezar por la pareja, el sacerdote les dejó un mensaje: confíen en Dios y en su miseri- cordia. "En ese tiempo" –recor- dó la mujer-, "nosotros éramos católicos de tradición; íbamos a misa sólo cuando era requerido". A los pocos minutos de la par- tida del sacerdote, Alma sintió ganas de ir al baño y al hacerlo expulsó la cabeza de su bebito. Exclamó: "¡es mi bebé!". Y en ese momento tomó conciencia de lo que le había ocurrido. Este episodio marcó su vi- da y el inicio de su conversión. Recogió los restos del bebé y lo sepultó. Desde ese momento hi - zo una promesa: el sacrificio de su hijo no sería en vano y prome- tió que cada día lo viviría en su honor. "Le dije a Dios, si en reali- dad existes, enséñame tu miseri- cordia, quítame este dolor y esta culpa. ¡Dios me dio las fuerzas para salir adelante!" Alma retomó sus estudios, perdió peso, estabilizó su salud y se comprometió en la lucha con- tra el aborto. "Con la ayuda de Dios fui la primera en mi fami- lia en graduarme del colegio, mi esposo empezó su recuperación de alcohol y drogas; nos casamos por la Iglesia y nos pusimos com- pletamente en sus manos". Cuatro años después, Alma y Armando recibieron el don de Mateo, un pequeñito que llegó a alegrar la vida de esta familia. Cada año hacen una celebración en febrero en honor a Ángel, y de todos los niños que yacen en el mismo cementerio. Dejan volar globos con mensajes de amor, con la esperanza que alguno de ellos pueda ser leído por su pe- queño que está en el cielo. Desde allá, Ángel puede observar que tiene una gran familia, que hay felicidad con la llegada de Mateo, pero hay un lugar especial, el su- yo, que nunca nadie podrá ocu- par. Y Alma y Armando lo saben gracias al camino encontrado en Dios y en su fe. Mateo, un símbolo de Amor y Perdón de Dios FOTO DE MAVI BARRAZA El pequeño Mateo nació cuatro años después que Alma y Ar- mando perdieran a Ángel. VIDA Y FAMILIA Por Lara Montoya Para poder contraer el Sacra- mento del Matrimonio, es ne- cesario que la pareja pase por un programa de preparación matrimonial y siga una serie de requerimientos. ¿Por qué estos requisitos? El Pueblo Católico conversó con Jorge y Viviana Paredes, encarga- dos por 10 años, del programa de preparación matrimonial Dios entre nosotros. Los esposos nos comparten cuán importante es estar preparados para enfrentar los retos de la vida conyugal y las claves para que un matrimonio dure "hasta que la muerte los separe". EPC: ¿Por qué es importante que las parejas reciban clases de preparación matrimonial? Las parejas necesitan formar- se para enfrentar con madurez los retos de la vida matrimo- nial. Al recibir el sacramento del matrimonio hacemos libre- mente una promesa ante Dios de amarnos hasta que la muer- te nos separe. En nuestra vida conyugal disfrutaremos de mo- mentos hermosos, pero al mis- mo tiempo se presentaran retos muy difíciles de afrontar para alcanzar la felicidad. Lamenta- blemente los índices de divorcio son muy altos y parte de ello es porque los esposos no recibie- ron las suficientes herramientas para sobrellevar los problemas, no entendieron lo que significa- ba vivir el sacramento del matri- monio, no tenían una comuni- dad que los guíe, o no gozaban de la vida espiritual necesaria. EPC: ¿Qué contenidos se ofre- cen en el curso de preparación matrimonial? Los programas de preparación matrimonial ofrecen una sólida catequesis acerca del Sacramento del Matrimonio, que muestra la belleza de las enseñanzas de Cris- to con respecto a la vida matrimo- nial. También se enseñan las he- rramientas necesarias para una relación matrimonial saludable. EPC: ¿Cuál es la experiencia de las parejas antes y después del programa? Es interesante ver parejas que llegan simplemente para cum- plir un requisito, sin embargo al final del día quedan agradecidos al descubrir una realidad que no conocían sobre la vida matrimo- nial. También asisten muchas parejas llenas de entusiasmo dis- puestas a participar y aprender, algunas de ellas nos piden recur- sos adicionales. Ante esta necesidad la oficina del Ministerio de la Familia His- pana de la Arquidiócesis de Den- ver (centrosanjuandiego.com/ familia), dirigida por Viviana, está implementando recursos que permitan a las familias tener una constante formación y desa- rrollen habilidades propias para cada etapa del matrimonio. EPC: ¿Cuál es el secreto para que un matrimonio dure toda la vida? La familia debe de ser un ce- náculo de amor, donde sus in- tegrantes nutridos por el amor de Dios, vivan constantemente un espíritu de servicio y solida- ridad. Los padres son los prime- ros maestros, de su testimonio y ejemplo se nutrirán los hijos. Dedicar tiempo para la ora- ción, así como momentos para ¿Cómo prepararnos para nuestro matrimonio? FOTO DE JP CREATIVE GROUP Viviana Martínez, es actualmente Coordinadora de la Oficina de Familia Hispana, ella y su esposo Jorge vienen preparando parejas por 10 años. Continúa en la Página 13

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