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2025_EPC_Abril-Mayo

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D I ÁCO N O M A N U E L A L A R CÓ N A L B AT ER A , A L I C A N T E, E S PA Ñ A PA R R O QU I A S T. J O H N T H E B A P TIS T, J O H N S TOW N ¡No tengas miedo! El Señor tiene un hermoso plan prepa- rado para ti. Dios es tu Padre. Él te ama inmensamente y te tiene pre- parado un plan que no esperas y que está lleno de hermosas sorpresas. El Señor me llamó durante la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid en el 2011. Estaba pasando por un período difícil en mi vida en el que no quería estar en la Iglesia y quería seguir el camino del mundo. En ese momento, estaba estudiando arte en una escuela, pero no sabía qué quería para mi vida, mucho menos lo que el Señor quería para mí. Fui a la JMJ pidiéndole al Señor una respuesta y me encontré tan feliz durante toda una peregrinación que organizó mi parroquia. En ese momento, me gustó una chica que estaba en mi parroquia y también había asistido a esa pere- grinación. Sin embargo, el Señor me hizo sentir tan feliz que vi la verda- dera necesidad de hacer un cambio radical en mi vida. Entonces, fui a un centro vocacional donde discerní la voluntad de Dios por un tiempo. Luego, finalmente, me uní al semina- rio misionero Redemptoris Mater en Denver. El Señor me ha mostrado su amor más profundamente durante todos estos años en el seminario. D I ÁCO N O J O N AT H A N FR A N CO I S CEDA R R A PI D S , I A PA R R O QU I A S T. G I A N N A B ER E T TA M O L L A , DEN V ER Cristo tiene un hermoso plan para tu vida y desea que seas fructífero: Él es la vid y nosotros los sarmientos (Juan 15, 5). El fruto que él desea no es estéril ni feo. Su gloria busca impregnar nuestras vidas y elevarnos para que seamos cada vez más cautivadores y atractivos. El cris- tianismo no es aburrido; ni siquiera podemos empezar a imaginar el poder dinámico y la fecundidad que él quiere obrar en nuestras vidas. Él vino a rescatarnos de la muerte y darnos vida en abundancia (Juan 10, 10). Simplemente necesitamos creer en él y en su amor, y responder a ese amor a cambio. Como dice san Juan Pablo II, "La vida con Cristo es una aventura maravillosa". Los últimos seis años de semi- nario han estado llenos de innu- merables bendiciones de Dios Padre, así como de los aparentes desafíos y cruces que uno suele enfrentar al recibir una vocación tan hermosa. Me viene a la mente una cita de Hebreos: "Porque el Señor disciplina al que ama y castiga a todo el que recibe como hijo" (Hebreos 12, 6-7). Consagrarme a la Iglesia y representar sacramen- talmente a Cristo es el mayor don que puedo recibir. Agradezco a Dios Padre por castigarme y formarme en una pequeña imagen de su Hijo. DA N I E L V I A N A P E R E I R A M A RI L I A , S ÃO PAU LO, B R A SI L PA R R O QU I A S T. J O H N T H E B A P TIS T, J O H N S TOW N Le diría que se alegre y que no tenga miedo. Es cierto que, para el ojo humano, el camino es muy oscuro e incierto, pero Dios nunca abandona ni engaña, así que confía en él y sigue adelante. Él te es fiel, así que sé fiel, y cuando no lo seas, regresa. Además, escucha a la Iglesia para no caer en nin- guna trampa. El diablo era el ángel de luz, y nos puede engañar fácilmente, así que no te enorgullezcas, escucha a los demás, especialmente a la Iglesia. La primera vez que sentí el lla- mado del Señor, fue más bien una invitación a seguirlo. Tenía 13 años y estaba pensando qué hacer con mi vida. Fui a un retiro anual que se hacía en mi parroquia, y allí, al recibir la comunión, decidí seguir al Señor. Empecé a reunirme cada dos semanas con un grupo de hom- bres que habían sentido lo mismo. Después de un año en este grupo, comencé a ver mis pecados y que no me gustaba tanto la Misa (me dormía en cada Misa a la que asistía) ni la ora- ción (no podía rezar ni un misterio del rosario). Esto me hizo dudar de este llamado, pero luego, al año siguiente, en el mismo retiro, recibí el mensaje de que Dios me amaba como era y que no necesitaba cambiar para que él me amara. Eso me tocó profundamente y recibí una certeza en mi corazón de que era verdad: Dios realmente me amaba. Entonces dije: "Señor, si tanto me amas, haz lo que quieras con mi vida", y desde entonces, he recibido la gracia de aceptar mi debilidad, de ir a Misa y rezar el rosario y disfrutarlo. A B B B A A 31 EL PUEBLO CATÓLICO | ABRIL-MAYO 2025

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