Issue link: https://elpueblocatolico.uberflip.com/i/1530280
30 DICIEMBRE 2024-ENERO 2025 | EL PUEBLO CATÓLICO 30 Aunque muchos hablan del divorcio en un tono "feliz", con dos Navidades y dos cumpleaños, el diácono Don dijo que la realidad es muy diferente. "Lo que hemos aprendido desde entonces es que esto es realmente un trauma", dijo a El Pueblo Católico. "Un trauma es algo en lo que no puedes hacer coincidir lo que estás experimentando con lo que tu mente te dice que deberías estar". Ya sea la herida de la pérdida del amor de sus padres, la herida del silencio o cualquier otra herida, los adultos a quienes sirve el diácono Don a menudo se sienten profun- damente afectados, especialmente en la temporada navi- deña, de maneras que muchos no comprenden. "A menudo se les dice que se adapten al programa", señaló, refiriéndose a la creencia errónea de que el divorcio solo concierne a los padres y no involucra a los hijos. Esta creencia muchas veces silencia las reacciones de los niños, aunque "realmente los afecta", compartió el diácono Don. La dificultad se agrava durante la temporada de las fies- tas decembrinas, cuando los hijos adultos de padres divor- ciados y separados se encuentran tratando de navegar por dinámicas familiares complejas y asistir a múltiples celebraciones separadas de Acción de Gracias y Navidad. "La época más maravillosa del año" puede ser, para ellos, un momento de gran desafío. Ante tal dificultad, el diácono Don sirve como un faro de la esperanza, sanación y alegría posibles en Cristo. A través de su ministerio con Life-Giving Wounds, destaca las profundas heridas de Cristo, fuente de vida para el mundo, como una fuente de nueva vida para aquellos a quienes sirve. "Life-Giving Wounds proviene de las heridas más gran- des, que son las heridas de Cristo", dijo el diácono Don. "Las suyas fueron las que más dieron vida porque nos dieron la salvación y la victoria sobre la muerte. "Invitamos a Cristo a sus propias heridas. Él es el gran sanador. Él es el que hace toda la sanación", continuó. "Si alguien pudo haberse deshecho de sus heridas, habría sido Jesús. Y eligió conservar sus heridas para poder ayu- darnos a alinear nuestras heridas con él e invitarlo a entrar a esas heridas y dejarlo ayudar a sanarlas". Cuando Jesús, la Luz del Mundo, entra en la compli- cada experiencia humana en Navidad y todos los días, se hace posible una mayor sanación a través de él. A través de un encuentro continuo con el amor y la verdad de Dios, nuestras heridas pueden ser sanadas e incluso glorificadas, como lo fueron las heridas de Cristo en su Resurrección. "Poder tomar las heridas de esos hijos adultos del divorcio y traerlos a Cristo y que él los ayude a sanarlos, proporciona una gran sensación de esperanza", concluyó el diácono Don. "La gente dirá, 'Es bueno saber que no estoy solo'. Y hay algo de esperanza. Eso es lo que estamos tratando de hacer: brindarles esperanza y algunas herra- mientas para ayudarlos a trabajar con Cristo para lograr esa sanación". Invitamos a Cristo a sus propias heridas. Él es el gran sanador. Él es el que hace toda la sanación". DICIEMBRE 2024-ENERO 2025 | EL PUEBLO CATÓLICO