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2 CO LU M NA D E L AR ZO B I S P O C elebramos la temporada de Adviento con esperanza y la Navidad con gozo. En Adviento, renovamos nuestra espe- ranza en la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo. Recordamos cómo María y José se prepararon y anticiparon su llegada en Navidad. También recordamos que Jesús prometió regre- sar. En Adviento, vemos tanto hacia atrás como hacia adelante. Reflexionamos sobre lo que logró la venida de Jesús y sacamos nuestra fuerza de ello para prepararnos para su venida final. A medida que la Navidad nos trae alegría al celebrar el nacimiento de Jesús y disfrutar del tiempo con amigos y familiares, también reco- nocemos que la temporada navideña no es el Cielo. María, José y los fieles judíos de su tiempo anhelaban el esperado salvador. Esperaban al que Dios había prometido que vendría para traer paz, justicia y el Reino de Dios. Seguramente, no hubieran esperado con tanta intensidad si todo estuviera yendo bien en aquel entonces. Estaban oprimidos por el Imperio romano, pagaban altos impuestos a sus opresores y tenían sus libertades a discreción de Roma. En lugar de vivir como el pueblo elegido de Dios, vivían bajo la autoridad de los seres humanos. En nuestro tiempo, también vemos a nues- tro alrededor y reconocemos que esto no es el Cielo. Somos bendecidos de vivir en un país que valora y protege nuestra libertad de religión, pero todos encontramos maneras de esclavizar- nos al pecado y al mundo. Un recordatorio muy claro de esto para mí fue la reciente aprobación de la Enmienda 79, que creó un supuesto "dere- cho al aborto" en la Constitución de Colorado. Sigo triste y decepcionado por este resultado, y continuaré abogando por los no nacidos y las madres que quedan embarazadas y han perdido la esperanza. También reconozco que, para que el Reino de los Cielos se construya aquí, el único camino a seguir es la conversión de más corazo- nes a nuestro Señor Jesucristo. Ante esto y todas las demás tragedias, somos invitados a renovar nuestra esperanza e inspi- rar a otros a poner su esperanza en Jesucristo durante el Adviento y la Navidad. Dios Padre solo tiene una respuesta para la caída de Adán y Eva: Jesucristo. En nuestro mundo quebrantado y dividido, solo queda una respuesta para nues- tro dolor: Jesucristo. Te invito a que tomes unos minutos en silen- cio esta temporada y te preguntes, "¿Qué es lo que anhelo?" "¿Qué me angustia realmente?" Pídele al Señor que te lo revele. Cuando la res- puesta sea clara, pídele al Señor, "¿Cómo puedo encontrar alivio de lo que me angustia y encon- trar cumplimiento para mi anhelo en Cristo?" Saber la respuesta te dará dirección y moverá tu corazón hacia la esperanza. En la Nochebuena de este año, la Iglesia comenzará un Año Jubilar de la Esperanza. Los años jubilares son tiempos de gracia increí- ble para reconciliar nuestras vidas con Dios y empezar de nuevo, sin importar nuestras cir- cunstancias. Mientras sigues a Jesús, te animo a elevar una oración a Dios durante este Año Jubilar y pedirle que te muestre su gran amor y te llene de esperanza para que, permaneciendo en relación con la Santísima Trinidad, tu espe- ranza en Jesús pueda crecer, tu confianza en él pueda aumentar, y podrás entregarle aun más de tu vida a su plan. También te invito a orar en reparación por tus pecados, los pecados de la Iglesia y los pecados de todos los que viven en la arquidiócesis de Denver. Preparémonos para la Navidad y el Año Jubilar de la Esperanza arrepintiéndonos y reno- vando nuestra esperanza en Jesús. Él es el único capaz de cumplir nuestros deseos, y él anhela que te acerques a él. Que Dios bendiga abundan- temente a ti y a tu familia en esta temporada. El niño Jesús viene; que lo recibamos con cora- zones y brazos abiertos. La esperanza de la Navidad DICIEMBRE 2024-ENERO 2025 | EL PUEBLO CATÓLICO