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2024_EPC_Octubre-Noviembre

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2 OCTUBRE-NOVIEMBRE 2024 | EL PUEBLO CATÓLICO C omo estadounidense, encuen- tro una gran inspiración en los documentos que sentaron las bases de nuestra nación y en las vidas de los hombres y mujeres que lucharon incansablemente por las libertades que disfrutamos hoy. En el preámbulo de la Constitución de los Estados Unidos, los autores enumeran las prin- cipales razones por las que escribieron la Constitución. Entre ellas se encuen- tran "para formar una Unión más perfecta, establecer la justicia, asegurar la tranquilidad interna, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar las bendiciones de la libertad para nosotros y nuestra posteridad". Como católico, me impacta la frase "asegurar las bendiciones de la liber- tad". La libertad es verdaderamente una bendición, pero si la entendemos mal y la separamos de la verdad, la justicia y nuestro bienestar general, lo que se propone como libertad puede convertirse rápidamente en una maldi- ción y un azote para nuestra nación. Evidentemente, me refiero a la lucha constante por la vida, especial- mente en Colorado. Este año, votare- mos sobre la Enmienda 79 que crearía un "derecho" constitucional al aborto sin restricciones durante las 40 sema- nas de embarazo, eliminaría la necesi- dad de que los padres sean notificados si su hija busca un aborto y eliminaría la prohibición actual contra la finan- ciación pública del aborto. No puedo exagerar lo perjudicial que sería este proyecto de ley para nuestro estado si se aprueba. Tampoco puedo exagerar el valor y la importancia de una sola vida humana. Para demostrar esta realidad, a menudo pido a la gente que piense en cuántas personas no existirían hoy si uno de sus abuelos hubiera sido abor- tado. En mi caso, más de 45 de noso- tros no estaríamos aquí hoy. Imaginemos si Joseph Kennedy hubiera sido abortado. ¿Qué tan drás- ticamente diferente habría sido el siglo XX? Aparte de sus propios logros e influencia, no hubiera habido un JFK que se convirtiera en el presidente más joven de nuestra historia. Robert Ken- nedy nunca habría servido como fiscal general y Eunice Kennedy Shriver nunca hubiese fundado las Olimpiadas Especiales para discapacitados. Eso es sólo para hablar de tres de los nueve hijos de Joseph y sin nombrar a sus numerosos nietos, bisnietos, etc. El papa Francisco nos ha animado a llevar nuestra fe a la vida pública y hablar por aquellos que no tienen voz. "Como católicos, en este horizonte, no podemos contentarnos con una fe marginal, o privada… Tenemos algo que decir, pero no para defender privilegios. No. Debemos ser voz, voz que denuncia y que propone en una sociedad a menudo áfona y donde demasiados no tienen voz", 1 dijo. Los no nacidos no tienen voz en la lucha por sus derechos y sus vidas. La capacidad de llevar nuestros valores a la plaza pública y defender la verdad y la dignidad de la vida humana es una de las bendiciones de la libertad de las que habla nuestra constitución. Al ejercer esos derechos, nos involu- cramos no solo en un esfuerzo político sino también en un esfuerzo espiritual. El papa Francisco explica, además: "Este es el amor político… es una forma de caridad que permite a la política estar a la altura de sus responsabi- lidades y salir de las polarizaciones, esas polarizaciones que empobrecen y no ayudan a entender y afrontar los desafíos". 2 Teniendo en cuenta la abrumadora pola- rización y, lamenta- blemente, la hostilidad que encontramos en el ámbito político, debemos pedir al Espíritu Santo que nos dé la mente de Cristo (1 Cor 2, 16). San Pablo nos recuerda: "Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas" (2 Cor 10, 3-4). Cuando votamos, vota- mos por leyes y candidatos que cree- mos que reflejarán y construirán mejor el reino de Dios. No podemos dejarnos engañar por una comprensión dis- torsionada del partidismo en la que nuestros enemigos son candidatos de un partido opositor. Nuestros mayores enemigos son espirituales, e ignorar esa verdad indica la pobreza de nues- tra cosmovisión colectiva. Aunque la naturaleza espiritual del conflicto es primordial, no estamos exentos, sino más bien llamados a participar en la batalla política. Tene- mos grandes razones para esperar la derrota de esta enmienda. Datos recientes muestran que, si más habi- tantes de Colorado supieran lo que haría esta enmienda, se opondrían a ella. Es nuestra responsabilidad arti- cular claramente lo que propone la enmienda y cuáles son sus implicacio- nes. Como cristianos, estamos llama- dos a construir una cultura de vida y a proclamar la libertad en el verdadero sentido de la palabra. Para nosotros, las bendiciones de la libertad son muchas. Tenemos la ben- dición de poder hablar en nombre de los vulnerables que no pueden hablar por sí mismos. Tenemos la bendición COLUMNA DEL ARZOBISPO Formando la conciencia para ser ciudadanos fieles 1-2 Papa Francisco, discurso de la 50 a Semana Social de los Católicos, 7 de julio de 2024

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