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2024_EPC_Agosto-Septiembre

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AGOSTO-SEPTIEMBRE 2024 | EL PUEBLO CATÓLICO 30 El recaudador de impuestos día tras día se encontraba cada vez más cerca de Jesús Eucaristía, quien continuó lla- mándolo a seguirlo. A través de muchos giros y vueltas, ¡e incluso una ciru- gía de emergencia de la vesícula biliar!, ese camino even- tualmente lo llevó al diaconado y luego a la arquidiócesis, donde ahora se desempeña como gerente de operaciones para la Oficina del Vicario para el Clero. En su nuevo papel, él construye el Reino de Dios apoyando a nuestros sacerdotes. Para el diácono Pedro, todo es parte de su vocación diaconal. "Una de las cosas que me dijeron muchas, muchas veces en la formación es que, como diácono, mi trabajo principal es asegurarme de que el sacerdote pueda concentrarse en rezar a Dios y ofrecer la Misa a Dios", dijo. "Eres el encar- gado de asegurarte de que todo esté listo para que él no tenga que preocuparse por ello". "Y así es como siempre he visto mi vida desde que comencé a trabajar para la Iglesia, y ahora aquí en la Oficina del Vicario para el Clero", agregó. "Me encargo de los decre- tos y cualquier cosa que suceda, pero eso permite que los sacerdotes se concentren en orar a Dios y ser más la imagen de Dios, al igual que en la Misa. Sin embargo, se extiende fuera de la Misa para hacer lo mismo. Mientras me encargue de las cosas por ellos, a su vez ellos pueden concentrarse en orar a Dios, ofrecer Misas y estar allí para la gente". En resumen, a través de su trabajo sirviendo a nues- tros sacerdotes, el diácono Pedro vive su vocación de una manera particular al quitarles un poco de responsabilidad para que puedan enfocarse en sus deberes únicamente sacerdotales: llevar a Cristo a su pueblo y al pueblo a Cristo a través de los sacramentos. Aunque el diácono Pedro ve esta misión como integral a su llamado diaconal, dijo que de ninguna manera es exclu- siva del diácono. De hecho, cada feligrés puede, y debe, contribuir. ¿Cómo?, uno podría preguntar. "Primero que nada, estar ahí para nuestros sacerdotes. Mostrarles su apoyo", dijo el diácono. "Invitarlos. Ser aco- gedores con ellos. Mostrarles que tienen a alguien en quien confiar, no solo al diácono o al personal parroquial. "Saber que la comunidad te ama, que te abraza y que estará allí para ti, y mostrar que no estás solo es algo muy grande", concluyó. Mientras me encargue de las cosas por ellos, a su vez ellos pueden concentrarse en orar a Dios, ofrecer Misas y estar allí para la gente".

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