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28 FEBRERO-MARZO 2024 | EL PUEBLO CATÓLICO Jorge, desde tu experiencia como esposo y padre, ¿cuáles consideras que son los ele- mentos fundamentales que un hombre debe proporcionar en una relación matrimonial para fortalecerla? Comenzando con la premisa "Nadie da lo que no conoce", creo que es crucial realizar un examen intros- pectivo de la misión que Dios nos ha encomendado. Este proceso requiere silencio, oración y formación. Descu- brir el plan de Dios para mí y, especí- ficamente, mi papel como esposo y padre es esencial. Aunque culturalmente tendemos a asumir que el rol del padre se limita a ser protector y proveedor, es vital no perder de vista el importante papel de ser el líder espiritual de la familia. Nuestra misión no se limita a lo terrenal; se extiende a guiar a toda la familia hacia la vida eterna. Esto no sucede de manera mágica ni forzando a todos a asistir a Misa los domingos; requiere ser intencionales y proactivos. Para mostrar a un Cristo viviente más allá de la Eucaristía, debemos ref lejar el amor de Dios en nuestras acciones cotidianas y simples en el hogar. El regalo más valioso que podemos ofrecer a nuestra familia es hacer que el Señor sea el centro de nuestras vidas. Viviana, en el contexto del plan divino para el matrimonio y la familia se destaca la comple- mentariedad entre el hombre y la mujer. ¿Podrías compartir tu perspectiva sobre lo que aporta la mujer, específicamente dentro del ámbito de la familia? Hombre y mujer son complemen- tarios entre sí en el matrimonio, y esta complementariedad no solo se limita a aspectos biológicos, sino que abarca también dimensiones espiri- tuales y emocionales. Esposo y esposa aportan dones únicos que, juntos, forman una unidad más completa. Desde esa perspectiva, la mujer en la vida matrimonial y fami- liar se asemeja al corazón del hogar de la misma manera en que el corazón late y distribuye la sangre a todos los órganos del cuerpo para su buen fun- cionamiento. Así como el corazón, la esposa lleva ese amor a cada miembro de la familia, contribuyendo a mante- nerla unida. La esposa bendice el hogar en la transmisión del amor y los valo- res fundamentales en el hogar. Jorge, ¿cuáles crees que son los desafíos que enfrenta un matri- monio después de que se pierde la ilusión de los primeros años de casados? Haciendo apostolado a novios y parejas casadas, he observado una notable diferencia. Los novios llegan con la ilusión de compartir una vida en común, mientras que los casados a veces llegan desgastados por com- partir esa vida en común. ¿Qué sucede después de la pérdida de esa ilusión inicial? A diferencia de los cuentos de hadas o películas románticas que ter- minan con un matrimonio y la felici- dad eterna, la realidad es que, al com- partir una vida en común, se revelan tanto las virtudes como los defectos de cada uno. Este proceso conduce a la primera crisis matrimonial: la crisis de la desilusión. Lo idealizado se enfrenta a la realidad, y heridos por nuestros pecados y egoísmo, comenzamos a experimentar situaciones de desamor. Es crucial recordar que el amor se pone a prueba en las dificultades, no cuando todo va bien. Las situaciones de desacuerdo no deberían llevarnos a peleas, sino a comprender y respe- tar los puntos de vista de cada uno, trabajando juntos hacia una solución común. No se trata de que uno gane y el otro pierda; se trata de buscar lo que sea mejor para ambos. Descubrir el plan de Dios para mí y, específicamente, mi papel como esposo y padre es esencial ". Curso en línea "La Revolución del Amor a la luz de San Juan Pablo II" de Dios Entre Nosotros. Foto provista.

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