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E L P U E B L O C A T Ó L I C O | 21 ABIGAIL FIGUEROA-JUÁREZ PARROQUIA REINA DE L A PAZ Abigail tuvo que vencer varios obstáculos que se le cruzaron en el camino para realmente entender la invitación de Dios a la JMJ. "Fue una peregrinación muy difícil, porque hubo muchos sufri- mientos", recordó. "La mayoría de esas casi dos semanas estuve enferma, por lo que en el momento fue muy difí- cil escuchar lo que el Señor tenía para mí". Si bien su salud no le permitió vivir la jornada de la manera que lo había planeado, durante el trayecto, poco a poco y a través de su sufrimiento, fue descubriendo la verdadera razón por la que Dios la había puesto en ese lugar. "El Señor tuvo que humillarme y destruir un poco mi orgullo para abrir mi corazón", dijo. Y fue así como ella experimentó que es en los momentos más difíciles que Dios se manifiesta. Abigail, al igual que la mayoría de los participantes, tuvo que caminar largas distancias, dormir en tiendas de campaña y cargar con mochilas pesadas. Pero ella misma cuenta que Dios siempre estuvo presente en sus batallas. "El Señor nunca me abandonó y siempre tuvo misericordia de mí, aunque en ese momento no lo veía así", aseguró. Aunque en muchas ocasiones solo pensaba en regre- sar a casa, Abigail siempre contó con el apoyo de sus compañeros de grupo, quienes la cuidaron mientras estuvo enferma. "Cuando estuve enferma, me di cuenta de que a los que más juzgaba, los que más me irritaban, eran los que más me cuidaban", dijo con una sonrisa. "Y Dios siempre proveía, siempre me daba la energía que necesitaba para seguir". Esta experiencia le ayudó a comprender mejor el mensaje del papa Francisco de no tener miedo, pues se dio cuenta de que Dios siempre provee. "Dios siempre abre la puerta al peca- dor", concluyó. "Ahora me doy cuenta de que, así como en la peregri- nación, todos los días es una batalla, pero Dios siempre provee. Dios me abrió el corazón en esta peregrinación". El Señor nunca me abandonó y siempre tuvo misericordia de mí, aunque en ese momento no lo veía así".