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32 | O C T U B R E - N O V I E M B R E 2 0 2 3 TESTIMONIO A pesar de que la semilla de la voca- ción estaba presente, la fe de Daniel no adquiriría una dimensión perso- nal y profunda hasta la llegada de la leucemia. "El sufrimiento me abrió el corazón, por eso digo que fue un don haber sufrido tanto", dijo Daniel. "En ese entonces la fe aún no era algo propio, sino solo lo que me habían enseñado mis papás. Yo veía que mis papás reza- ban y practicaban la fe. Participaban en el Movimiento Familiar Cristiano de Denver; ellos ahí se formaron y luego me formaron a mí a partir de ese minis- terio. Pero durante ese tiempo de sufri- miento experimenté el amor de Dios en concreto a través de ellos, que me cuidaban con amor y paciencia". Después de escuchar el llamado de Jesús mientras padecía de su enfer- medad, aún tuvo que luchar por dos años más de tratamientos antes de recuperarse. "A los 18 años, después de cuatro años de quimioterapia, apliqué al semi- nario", dijo Daniel con una sonrisa. En su séptimo año como seminarista, Daniel está agradecido por la forma en que Dios ha ido confirmando su voca- ción y quiere exhortar a los jóvenes y padres de familia a no tener miedo. En este tiempo de escasez de voca- ciones sacerdotales, Daniel estima que hay dos cosas importantes que los cató- licos debemos considerar. En primer lugar, pide a los padres de familia responder con fe si un hijo quiere entrar al seminario. "Si Dios llama a su hijo al sacerdocio, ahí es donde él va a encontrar la felici- dad, porque el Señor lo llamó para eso. ¿Cómo vamos a saber nosotros más que Dios acerca del propósito de su vida? Hay muchos malentendidos sobre la vida sacerdotal: que están muy solos y tristes. Pero yo he encontrado más felicidad aquí que en cualquier otro lugar. Papás, tengan fe: el Señor nos da todo lo que necesitamos para ser felices", aseguró. En segundo lugar, Daniel considera que es importante que todos los fieles contribuyamos económicamente para la formación de futuros sacerdotes. "Yo estoy muy agradecido de que mis papás me dijeron: 'No pienses en el costo. Queremos que decidas libremente'. Eso me dio la libertad y la paz para inten- tarlo", dijo Daniel. "Pero es muy triste oír que muchos jóvenes que tenían el deseo nunca lo hicieron por el costo". Por eso es importante que los cató- licos nos unamos para aportar nuestro granito de arena. Solo así lograremos que el costo no sea un impedimento para los jóvenes que quieren discernir esta vocación tan importante en uno de nuestros dos seminarios, San Juan Vianney y Redemptoris Mater. "Por último, a los jóvenes les diría que seguir a Dios es un paso de fe. Si sientes ese deseo, toma ese paso de fe. El Señor te va a recompensar más de lo que tú crees", concluyó Daniel. "No tengas miedo. Él quiere que tomes ese paso de fe". Para contribuir a la forma- ción de futuros sacerdotes, done a la Colecta Anual de los Seminarios en archden.org/ futurosacerdotes.org. (Véase las págs. 16 y 17). Daniel y sus papás, Javier y Verónica Rivas, tras su instalación como lector el 23 de septiembre del 2023.

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