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30 | A B R I L - M A Y O 2 0 2 2 30 | A B R I L - M A Y O 2 0 2 2 recuerda Oralia. "Él siempre decía: 'La mejor inversión del hombre no son los bienes materiales, es el tiempo que le dedica a Dios'". De esta manera, Oralia creció con la certeza de que estar a disposición del Señor significaba caminar por la vida de su mano. Y así intenta vivir hasta el día de hoy. Aunque siempre ha estado consciente de que todo lo que tiene es gracias a la miseri- cordia de Dios, no fue hasta que comenzó a llevar a su hija al catecismo que Dios le puso los medios para poner sus dones en acción. "Yo me quedé a ayudarles en el catecismo porque la señora que le daba las clases a mi hija a veces no llegaba. Como yo esperaba durante la clase para no tener que regresar a casa y toparme el tren en el camino, me quedé a ayudarles. Después, también mi hija iba y me ayudaba en las clases de catecismo", recordó. Así han transcurrido los más de 20 años que lleva dando clases de catecismo a niños y jóvenes. Si bien ser una laica comprometida al servicio la ha llenado de bendiciones, el camino no ha sido fácil y ha tenido que superar muchos retos. Oralia recuerda cómo en una ocasión estaba decidida a dejar su grupo de oración, pero después de poner su frustración en manos de Dios, él le respondió a través de una oración que ella guardaba en la Biblia. "No sé cómo pasó, pero en ese momento tomé la Biblia y salió una oración que yo tenía ahí dentro. Lo primero que vi fue que decía: 'Tú no me escogiste a mí, fui yo el que te eligió'", expresó con emoción. Una vez más, Dios le recordaba que él la había elegido para una misión y que todavía tenía un camino por recorrer. Sin duda alguna, el servicio a Dios es una parte fundamental de la vida de Oralia, y ella lo hace consciente de que las bendi- ciones que Dios le da son la cosecha de esa misión. "Dios no elige a los pre- parados, sino que prepara a los elegidos", dijo Oralia. "He cometido muchos errores y tengo muchos defectos, pero yo sé que él siempre está conmigo. Y me ha dado tanto, que no tengo con qué pagarle". Además de sus años como catequista en el Santuario de Nuestra Señora de Gua- dalupe, Oralia ha dedicado parte de su tiempo durante los últimos ocho años sir- viendo en retiros como integrante de la Escuela de Evangelización. Ahí ha expe- rimentado de otra manera la grandeza del amor de Dios. "En los retiros me toca ver a muchas personas que no conocen a Dios y la manera en que él les cambia la vida a través de un encuentro ver- dadero. En cada retiro, cada Misa, cada grupo de oración al que yo asisto, siempre aprendo cosas nuevas que van reafirmando mi fe", agregó. Oralia continúa esfor- zándose por cumplir la misión de servicio que Dios le ha encomendado y que sus padres le manifestaron desde que era una niña. Encomendarse y entregarse a Dios ha sido la herencia más grande e importante que sus padres podían haberle dejado y la que ella desea dejarles a sus hijos. "La misión es rescatar a todos, y en ese rescate, uno también se rescata", con- cluyó Oralia. Dios no elige a los preparados, sino que prepara a los elegidos". O R A LI A R I VA S La misión es rescatar a todos, y en ese rescate, uno también se rescata". Oralia Rivas ha servido como catequista por más de 20 años en el Santuario de Guadalupe en Denver. (Foto provista)