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Son lugares de encuentro con Cristo. Las escuelas católicas no pueden evitar la existencia de influencias con- trarias a la fe en la sociedad, pero aún así, son lugares donde se puede encontrar a Cristo. Por ello, son espacios de sanación, transformación y esperanza. CÓMO LAS ESCUELAS CATÓLICAS APOYAN LA MISIÓN DE LOS PADRES La misión de una escuela católica consiste en apoyar a los padres de familia católicos, que son los primeros educadores de sus hijos. Y aunque una gran preparación académica forma parte de esta misión, el objetivo principal es que se conviertan en verdaderos discípulos de Cristo. Las escuelas católicas apoyan la misión de los padres de la siguiente manera. Son lugares de comu- nidad. Las escuelas católicas no son lugares aislados, sino que invo- lucran a los padres y a la parroquia. Dependen del sustento espiritual y sacramental de la parro- quia y del esfuerzo de los padres en el hogar. No son guarderías o lugares que hacen el trabajo que les corresponde a los padres, sino que les ayudan a cumplir con su misión. Fomentan la virtud. Además de desarro- llar una visión cató- lica, los estudiantes aprenden a vivir de acuerdo con esa visión. Las escuelas católicas les ayudan a desarrollar hábitos que les permitirán tomar decisiones que los lleven a ser verda- deros discípulos. Enseñan una visión católica del mundo. La educación pública y secu- lar enseña que las ciencias y todas las otras materias no tienen nada que ver con la fe, y, en ocasiones, que no son compatibles con ella. Pero las escuelas católicas enseñan otra visión: que todo se centra en Dios. Es él quien creó al ser humano, el mundo e incluso los planetas más lejanos. Nuestra fe no se opone a esta realidad, sino que le da sentido. C omo hemos dicho, aunque una escuela no pueda resolver todos los problemas de la sociedad o de la familia, sí ayuda a los alumnos a desarrollar una amistad con Jesús, quien tiene el poder para transformarlo todo. MISIÓN DE LAS ESCUELAS CATÓLICAS 26 | A B R I L - M A Y O 2 0 2 2

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