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E L P U E B L O C A T Ó L I C O | 7 E l discípulo ha experi- mentado esta llamada de Dios como una cuestión personal. Se ha dado cuenta de que todas las metas son secundarias a la comunión con Dios. El discípulo ya no se considera otra persona más, sino una persona única que ha sido creada por amor y que tiene un gran propósito en esta vida. Comprende que la ver- dadera plenitud se encuen- tra en Jesucristo, que él es la respuesta a los deseos y las preguntas más profundos del corazón. Sabe que Dios lo ama y lucha día tras día por responder a ese amor infinito y ayudar a otros a encontrarlo. PREGÚNTALE A DIOS: No sabremos el plan que Dios tiene para nosotros si no le preguntamos. Pregúntale a Dios en oración: Señor, ¿qué quieres para mí? ¿Cómo quieres que sea? ¿Cuál es el propósito de mi vida? ORA A DIARIO: La oración es el espacio que le damos a Dios para que nos hable. Si no le damos el tiempo y el espacio, nunca aprenderemos a escucharlo. Él está más presente de lo que creemos, pero tenemos que aprender a reconocerlo. LEE LA BIBLIA: Para comprender nuestra misión, tenemos que conocer la historia de la salvación, nuestro papel en ella y el verdadero rostro de Cristo. Dios se comunica con nosotros a través de su Palabra. CRECE EN TU FE: Cuando intentamos activamente aprender más sobre nuestra fe –a través de charlas, talleres, cursos, la lectura, videos, etc.–, comprendemos mejor nuestra misión. También aumenta nuestro deseo de conocer más a Cristo y asemejarnos a él. SÍGUELO ACTIVAMENTE EN LA VIDA: Debemos intentar mejorar y vivir un estilo de vida que refleje nuestro deseo de conocer y seguir a Cristo. El pecado nos aleja de él y nos quebranta, por eso lo evitamos. Jesús mismo promete que se manifes- tará a nosotros si lo seguimos en todas las áreas de la vida: "El que tiene mis man- damientos y los guarda, ese es el que me ama… y yo le amaré y me manifestaré a él" (Jn 14,21). Mentalidad apostólica Cómo saber qué quiere Dios de mí E l llamado a la santidad es para cada uno de noso- tros, pero debe aceptarse de forma personal. ¿Cómo podemos descubrirlo? ¿Cómo podemos escuchar la voz de Dios? Foto de Daniel Petty