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REALIDAD HISTÓRICA LUCA S Y HECHOS DE LOS APÓSTOLES En su evangelio, Lucas parece asumir, pero nunca afirma ni supone, que la Ascensión ocurrió poco después de la Resurrección. Cuando escribió los Hechos, sabía mejor lo que había sucedido y tuvo cuidado de resaltar que Jesús "se presentó a ellos después de su pasión y les dio numerosas pruebas de que vivía" (He 1,3). Del mismo modo, Juan describe la visita de María Magdalena a la tumba vacía, pero sin tomar en cuenta a otros testigos ni al encuentro con el ángel, posiblemente porque en la emoción del momento, ella no explicó ningún detalle. Pero él revela el relato más completo de sus palabras: "Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto" (Jn 20,2). La aparición de la Resurrec- ción con la que termina el Evangelio de Mateo es el único evento que parece encajar con la referencia de san Pablo a una ocasión en la que "se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los que todavía la mayor parte viven, aunque otros ya murieron" (1Cor 15,6). Es de suponer que Lucas conocía estas palabras, pero carecía de relatos de las apariciones en Galilea, por lo que las omitió, para que no parecieran inexplicables al lector. Dado que la aparición del Señor en la montaña de Galilea fue el momento en que se proclamó el mandamiento a evangelizar y bautizar a todas las naciones, es de suponer que la información al respecto circuló con menos libertad debido a la "disciplina arcani", la práctica de reservar las enseñanzas sobre los sacramen- tos para quienes habían sido iniciados. Más apariciones PRUEBA DE TESTIMONIOS FIDEDIGNOS Uno podría suponer que las aparentes inconsistencias en los relatos de la Resurrección podrían presentar un problema para el investigador escéptico, pero no es así. De hecho, afirman la fiabilidad de estos relatos. Todas tienen una expli- cación, y, al resolverlas, surge una imagen mucho más com- pleta de los hechos descritos; las aparentes inconsistencias acaban reforzando cada relato de una manera que los propios escritores no podrían haber previsto. Tal como confirmaría cualquier historiador o investigador criminal, una serie de narrativas idénticas sería un signo de complicidad y posible falsificación. La nota segura de la reali- dad histórica se produce a través de informes aparentemente confusos que, tras una inspección más cercana, producen una imagen clara y tridimensional. 30 | A B R I L - M A Y O 2 0 2 1