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T odos experimentamos de manera muy per- sonal el sufrimiento, causa de la envidia y el orgullo de Satanás. Sin embargo, hay historias como la de Chary que nos muestran la bondad de Dios y lo que él puede hacer en nuestra vida si nos abrimos a su inagota- ble misericordia. Era madre soltera, uno de sus hijos la odiaba y no le hablaba en 5 años, dos hijos tenían problemas con las drogas y el alco- hol y una hija había intentado suicidarse 5 veces. Estaba enfadada, desesperada y llena de resentimiento contra su exmarido. Fue entonces que finalmente decidió aceptar la invitación a asistir a aquel retiro para ver si eso de Dios era cierto. Dios no solo terminaría por cambiar la vida de Chary por completo, sino también la de su familia. "Yo estaba muy lejos de conocer mi fe católica. No era ni católica de domingo", dijo María del Rosario Pasillas, más conocida como Chary, madre de 6, prove- niente del estado de Zacatecas y feligrés de la parroquia de la Ascensión en Denver. "Me divorcié de mi esposo por su problema con el alcohol y tenía muchos problemas con mis hijos". Chary creía que era suficiente proveer una estabi- lidad económica para sus hijos, por lo que pasaba la mayor parte del tiempo trabajando. Pero no necesaria- mente dedicaba mucho de su tiempo libre a sus hijos. Después de su divorcio, se había entregado al mundo "como una joven", por lo que la relación con sus hijos había empeorado. "Me decían (unas amigas): '¡Pídele a Dios!', y yo no creía; estaba enojada con Dios porque había permitido que mi marido se hiciera alcohólico y mis hijos drogadictos", recuerda "Dios restauró mi matrimonio y mi familia" La obra de Dios en un mundo caído P O R V L A D I M I R M A U R I C I O - P É R E Z TESTIMONIO 26 | F E B R E R O - M A R Z O 2 0 2 1