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2020_EPC_Octubre-Noviembre

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E L P U E B L O C A T Ó L I C O | 23 La santidad de la vida El papa san Juan Pablo II en su encíclica Evangelium Vitae no dudó en categorizar el aborto y la eutanasia en un nivel único con respecto a otros temas. Su intención no era ignorar otros temas importantes que afectaban la dignidad humana, pero sí dejar claro que estos eran más serios por la naturaleza del acto y que por ello eran "no negociables", por así decirlo, para los cristianos. Aquí algunas razones: 1 Porque se trata del asesinato directo e intencional de un inocente. Hay muchos pecados en contra de la dignidad humana, pero en este caso, es la vida misma la que está en juego. 2 Por la víctima: un ser humano frágil e inocente. 3 Por la gravedad de quien lo hace. En el aborto, es el médico, el padre o la madre; en la eutanasia, los hijos, el cónyuge: las personas que fueron encomendadas con el cuidado de ese ser humano. En ambos casos, el vínculo de relaciones en la familia es destruido. 4 Porque es un daño grave al bien común. Al destruir los vínculos familiares que forman la base de la sociedad, el aborto y la eutanasia terminan por dañarla. 5 Porque son malos en sí: nunca se pueden justificar. Como dice san Juan Pablo II: "Ninguna circunstancia, ninguna finalidad, ninguna ley del mundo podrá jamás hacer lícito un acto que es intrínsecamente ilícito, por ser contrario a la Ley de Dios, escrita en el corazón de cada hombre, reconocible por la misma razón y proclamada por la Iglesia" (EV, 62). 6 Por la Biblia. Las Sangradas Escrituras claramente se refieren al no nacido como a un ser humano, como una persona que Dios ha creado y elegido. Además de la condenación del pecado en Ex 21, 22-23, otros pasajes lo atestiguan: "Me has tejido en el vientre de mi madre" (Sal 139,13); "El señor me llamó desde el ceno de mi madre" (Is 49, 1); "En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno" (Lc 1, 41) (ver también Is 44, 2; Jer 1, 5; Jer 20, 17; Job 10, 18-19). En esta categoría también se incluyen otras amenazas inten- cionales y directas a la vida como la destrucción de embrio- nes a causa de experimentos o vacunas, el suicidio asistido, la pena de muerte cuando existen otras maneras fiables de proteger a la sociedad de una amenaza y el genocidio. El destructor más grande de la paz hoy día es el crimen en contra de un niño inocente no nacido". M A D R E T E R E SA D E C A LC U TA "

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