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4 MAYO 2019 | EL PUEBLO CATÓLICO ¿P uede una mujer casada decir que su alma le perte- nece a Cristo? ¿Puede una madre de familia sacar tiempo para la oración, la comunión diaria y para reci- bir dirección espiritual? ¿Puede una viuda, después de haber tenido nueve hijos, fundar comunidades laicales y congregaciones religiosas? Concepción Cabrera de Armida, más conocida como Conchita, responde afi rmativamente a todas estas preguntas. Ella será beatifi - cada el 4 de mayo en la Basílica Nues- tra Señora de Guadalupe de la capital mexicana. Para conocer más sobre la vida de esta mujer hablamos con la hermana Claudia Govea, integrante de las Her- manas Misioneras de la Caridad y de María Inmaculada, una congregación perteneciente a la Familia de la Cruz, que vive la espiritualidad de la cruz (ins- pirada en la revelaciones a Conchita) y que está presente en Denver. Conchita nació en San Luis Potosí, México, en la fi esta de la Inmaculada Concepción: 8 de diciembre de 1862 y perteneció a una familia acomodada, de una profunda fe católica en la que siem- pre le enseñaron a vivir en espíritu de servicio. Recibió una educación básica con nodrizas en su casa y pese a que su instrucción era tan elemental, sus escri- tos tienen un alto nivel teológico. "Jesús le hizo muchas revelaciones, ella llegó a sentir que Él reposaba en su pecho", dijo la h ermana Claudia. ESPOSA Y MADRE A los 13 años conoció en un baile a Francisco de Armida, quien fue su novio por nueve años. "A mí nunca me inquietó el noviazgo en el sentido de que me impidiera ser menos de Dios", escribió Conchita. "Se me hacía fácil juntar las dos cosas". La hermana Claudia, también oriunda de San Luis Potosí, dice que ella fue "muy guapa, llevaba una vida normal dentro de su entorno". "Cuando veía a la gente criticando, ella los cortaba, siempre sacaba un chiste para que todos se rieran y dejaran de hablar del tema", indica la religiosa. Antes de casarse le pidió a su novio Pancho que la dejara comulgar diariamente y él accedió. Contrajeron matrimonio el 8 de noviembre de 1884 cuando ella tenía 22 años. "Mi marido tenía un carácter muy violento, era como la pólvora, luego pasaba el fuego y se contentaba apenado", confi esa Conchita, "pero al cabo de algunos años cambió tanto que su mamá y hermanas se admiraban. Yo creo que era la gracia y el continuo limarse el pobre con esta lija y duro pedernal", escribió en su diario. Conchita y Pancho tuvieron nueve hijos. Dos de ellos sintieron el llamado a la vocación religiosa: Manuel, el tercer hijo se ordenó sacerdote Jesuita y Con- cepción, la cuarta, ingresó a la orden de las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús. Cuatro hijos contrajeron matri- monio: Francisco, Ignacio, Salvador y Guadalupe, mientras que los otros tres hijos murieron a una edad temprana. Carlos de 6 años, Pablo de 18 y Pedrito, el menor, murió de 3 años ahogado al caer en una fuente en su casa. "Hacía unos momentos que había estado a mi lado y al salirse de la pieza, dicen los otros niños que dijo que iba a sacar agua de las palomas. Había tres criadas cerca de la fuente y nadie lo vio caer", narró Conchita. "Me fui a los pies del Crucifi jo grande y ahí, llenando sus pies de lágri- mas, le ofrecí, inclinada, el sacrifi cio de mi hijo, pidiéndole que se cumpliera en mí su divina voluntad". Cuenta la hermana Claudia que en el proceso de beatifi cación investigaron de manera exhaustiva este episodio y concluyeron que no fue descuido de Conchita ya que "esto le puede pasar a cualquier mujer". La beata "se relacionó con muchos obispos, obedecía a lo que le dijeran sus directores espirituales", dice la hermana Govea. "A la vez atendía a sus hijos, cocinaba, era capaz de leer, de orar y enseñar a orar a sus hijos, de hablar con su director espiritual, visitaba a los enfermos, buscaba el modo de ayudar, como esposa no descuidó a Francisco quien verdaderamente lo amó". Conchita buscaba dar consejos prác- ticos a sus hijos, tanto a los casados como a los religiosos: "No uses palabras duras con Elisa y mucho menos ofensivas", le escribió a Francisco, su hijo mayor cuando contrajo matrimonio. "Man- tente en silencio durante los primeros impulsos y nunca te arrepentirás de haberlo hecho". Y de Concepción, su hija religiosa, dijo: "Joya tan linda no era para el mundo: el Señor la escogió para sí". Su esposo Pancho murió cuando ella tenía 39 años: "He sentido el bisturí divino en mi alma cortando todo lo que me ataba a la tierra", dijo la hoy beata. "Ya con anticipación me había ocupado de que se confesara y de que recibiera el santo viático... le recé muchas veces las oraciones de los agonizantes", escribió en su diario. ° Primera Plana POR CARMEN ELENA VILLA carmen.villa@archden.org @calenvilla Beata Conchita, modelo de esposa, de madre Las fundaciones de la Beata Conchita Concepción Cabrera fundó cuatro comunidades y los miembros de estas han fundado a su vez otras más, a todo ello se le conoce como "La familia de la cruz" y ellos buscan ofrecer los sufrimientos y mortifi caciones para la salvación de las almas. EL APOSTOLADO DE LA CRUZ:ˆPARA LAICOS, SACERDOTES RELIGIOSOS, RELIGIOSAS Y OBISPOS.ˆ Invitan a vivir plenamente el misterio de la fecundidad cris- tiana ejerciendo el sacerdocio bautismal y a descubrir en la vida diaria, el valor salvífi co del dolor aceptado por amor. LAS RELIGIOSAS DE LA CRUZ DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS:.ˆ Religiosas contemplativas que hacen adoración eucarística perpe- tua y oran por los sacerdotes. Su lema: "Por ellos me consagro".° ° LA ALIANZA DE AMOR CON EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS:.ˆ Laicos°con vida comprometida en la oración y las obras de mise- ricordia, especialmente dirigidas en favor de los sacerdotes. LA FRATERNIDAD DE CRISTO SACERDOTE Es una asociación de°sacerdotes tanto diocesanos como religio- sos que promueve la santidad del sacerdocio ministerial a través de la amistad, los encuentros y la viven- cia común del espíritu de la Cruz.° Contrajo matrimonio con Francisco Armida el 8 de noviembre de 1862.

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