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14 SEPTIEMBRE 2018 | EL PUEBLO CATÓLICO E l tema de inmigración de por sí es agobiante: ser detenido, sepa- rado de la familia y no contar con el apoyo necesario, deja a muchos inmigrantes con sentimientos de miedo y desesperación. Pero en Colorado la historia para muchos de estos inmi- grantes ha sido un poco menos desespe- ranzadora, ya que, independientemente del sentimiento de desolación vivido por muchos de ellos, han encontrado una mano amiga, una señal de espe- ranza y fe en una casa de paz. La organización sin fi nes de lucro Casa de Paz, brinda cierta paz a los inmigrantes que han sido detenidos en el centro de detención de inmigración GEO, en Aurora, y fue fundada hace seis años por Sarah Jackson, una joven cali- forniana, residente de Colorado. LA CASA DE PAZ La historia comienza cuando Sarah estuvo en la frontera entre Arizona y México y se percató de que las familias estaban siendo separadas por el depar- tamento de migración. En ese momento, sintió un llamado a hacer algo para ali- viar la situación y contribuir a que las familias pudieran reunirse de nuevo. Cuando regresó a Denver de su viaje a la frontera, decidió fundar Casa de Paz, que en ese momento comenzó con el alquiler de un pequeño departamento donde daba posada a los inmigrantes. Desde sus inicios, Casa de Paz ofrece estadía, alimentos, visitas y transporte, sin costo, a inmigrantes que han salido del centro de detención o a familiares que vienen de fuera a visitarlos mien- tras ellos están aún detenidos. La orga- nización ahora cuenta con una casa más grande donde continúa ofreciendo los mismos servicios, pero ahora con la oportunidad de ayudar aún más. Más de 1300 personas han pasado por Casa de Paz, algunas pasan varias noches ahí, mientras otras solo algunas horas. LA FE MUEVE MONTAÑAS Con la visión de vivir el Evangelio, viviendo de esta manera su fe, y "tra- tando de ver a Jesús refl ejado en los demás", Sarah junto a gente generosa y voluntarios han logrado ver realizados varios milagros. Ente ellos la reunifi ca- ción de familias que habían sido separa- das en las fronteras y cuyos miembros, incluyendo niños, habrían sido envia- dos a diferentes centros de detención en diferentes estados. Sarah decidió hacer algo extraordi- nario; pagar la fi anza de algunos inmi- grantes y ayudarlos a reunirse con sus hijos. Hasta el momento de la redac- ción de este artículo, habían sido 13 las madres inmigrantes a las cuales la organización pudo ayudar, haciendo un total de cerca de $22.000 que han sido pagados en fi anzas. Pero eso no es todo, a algunos inmigrantes se les ha comprado sus boletos de avión para que puedan viajar a diferentes estados y reunirse con sus familias. La misma Sarah fue testigo de la reunifi cación de algunas de estas familias, cuando viajó a Texas con un grupo de detenidos en Colorado. "Fueron cinco niños los que fi nalmente pudieron reunirse con sus papás. Todos eran de Centroamérica. Todos tienen familiares en los Estados Unidos y se quedaran a pelear su caso de asilo", compartió. Por otra parte, Casa de Paz tam- bién contribuye depositando crédito -dinero- en las cuentas de los detenidos dentro del centro de detención para que puedan comunicarse con sus familiares por medio de llamadas telefónicas. Los fondos que ha logrado recaudar Casa de Paz han venido a través de una liga de voleibol que la misma Sarah fundo para dicho propósito: "Volleyball Internacional". La liga comenzó hace 4 años con 6 equipos en la primera tem- porada. Hoy cuenta con 74 equipos que juegan cada martes, jueves y domingo. Además, son 600 personas voluntarias que ayudan a marcar la diferencia en la vida de los inmigrantes, aportando con comida, ropa, haciendo visitas al centro de detención a quienes no tienen familiares que puedan visitarlos, y lle- vando al aeropuerto a aquellos que lo necesiten. Al preguntar a Sarah por qué entrega su tiempo, amor y compasión con tanto fervor a la comunidad inmigrante, ella respondió: "Este es mi llamado, es una manera de vivir el Evangelio y para noso- tros los cristianos, de vivir nuestra fe". El sueño de Sarah es poder com- prar una propiedad para Casa de Paz ya que actualmente rentan la propiedad donde todos estos servicios se ofrecen. También, hace una invitación a todos los lectores de El Pueblo Católico para que participen ya sea haciendo una donación o como voluntarios. "No tiene que ser algo complicado o difícil, puedes aportar trayendo una comida o llevando a alguien al aeropuerto, esta es la manera en la que podemos ver a Jesús en muchos de nuestros herma- nos", fi nalizó. Noticias de la Arquidiócesis POR MAVI BARRAZA mavi.barraza@archden.org @MaviBarraza Una Casa de Paz para inmigrantes Desde sus inicios Casa de Paz, ofrece estadía, alimentos, visitas y transporte, sin costo, a inmigrantes que han salido del centro de detención o a familiares que vienen de fuera a visitarlos mientras ellos están aún deteni- dos. FOTO PROVISTA Casa de paz ha sido el escenario de la reunifi cación de varias fami- lias que han permanecido sepa- radas por meses o incluso años debido a la detención de alguno de sus miembros. FOTO PROVISTA Para más información visita la página web https://www. casadepazcolorado.org. También puedes aportar uniéndote a jugar en la liga de voleibol femenil o mixta llamando al (720) 500-2272. i