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14 AGOSTO 2018 | EL PUEBLO CATÓLICO D urante más de diez años, la Escuela de Evangelización San Pablo de Denver no solo ha buscado que las personas tengan una experiencia bonita de Dios, sino que lo sigan con radicalidad en su vida diaria y que compartan con otros el gran don que han recibido: que se conviertan en auténticos discípulos y predicadores. Bajo la inspiración y el patronazgo de San Pablo, la escuela ha tomado como lema su frase: "¡Ay de mí, si no predico el Evangelio!" (1 Cor 9,16), expresando el celo por llevar a Dios a los demás que nace tras un encuentro con Él. "El objetivo principal de la escuela de evangelización es formar evangeliza- dores y formadores de evangelizadores: enseñar a enseñar," dice Abram León, coordinador de movimientos eclesiales laicales de la Arquidiócesis de Denver y director de la Escuela de Evangeli- zación San Pablo por los últimos diez años. "Todos los miembros han tenido un encuentro personal con Cristo que los hace tener un celo admirable para llevar a Jesús a los demás". La misión de la escuela ha consistido en formar escuelas de evangelización en cada parroquia para que estas impartan los propios cursos de seguimiento. Ahora hay 13 Escuelas de Evangelización San Pablo en 13 parroquias distintas, con alrededor de 17 miembros en cada una. "Los buenos testimonios de sacer- dotes al ver el impacto en las personas de su parroquia y los grandes frutos: esta es la alegría más grande de los dis- cípulos evangelizadores que salimos de nuestra zona de confort para predicar," dice Abram. "El fruto mayor que yo he visto ha sido cómo las personas a las que hemos llevado la Palabra han hecho comuni- dad," dice Rigo Escamilla, feligrés de la parroquia St. Anthony of Padua y miembro de la escuela de evangeliza- ción desde hace diez años. "He visto en el transcurso de este tiempo la trans- formación de muchísimas personas, el encuentro con Dios de tantos que no sabían de Él. Y después he visto cómo se han ido entregando en el servicio dentro del templo, en la alabanza o en la catequesis". Los orígenes de este método de llevar el Evangelio se encuentran en el lla- mado del Papa San Juan Pablo II en los años 80 a una nueva evangelización, "Nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión". La unión de tres líderes católicos abriría el camino para un método de enseñanza kerigmático, carismático y comunitario: el padre Emiliano Tardif, el padre Ricardo Argañaraz y el laico José "Pepe" Prado. En otras palabras, se bus- caba trasmitir el auténtico mensaje del Evangelio de una manera dinámica que llegara lo más profundo del corazón. La primera escuela de evangeliza- ción llamada "San Andrés" comenzó en Guadalajara, Méx. y después se espar- ció a diferentes lugares de los Estados Unidos, incluyendo Denver, donde ha dado grandes frutos y radica bajo el Movimiento de Renovación Carismá- tica con el nombre "San Pablo". UN FUEGO ARDIENTE "La entrega de los miembros es admirable porque lo hacen sin esperar recompensa, por amor a Cristo y a la Iglesia", dice Abram. Pero ¿de dónde nace tal entrega y ardor que los lleva a predicar a "tiempo y a destiempo"? Nace precisamente del encuentro que han tenido con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y de la transformación que han experimen- tado en sus propias vidas al formar parte de la escuela de evangelización. "Una de las cosas que me ha ayudado de haber ingresado a la escuela fue un cambio grande y radical en mi vida espiritual. Yo no tenía nada de conoci- miento de la vida espiritual", comparte Rigo. "Me he enamorado de la relación con Dios. He encontrado el verdadero sentido de mi vida. Para mí la escuela de evangelización ha sido una maestra que me ha formado y dado la capacidad para enfrentar mi vida diaria." Abram igualmente dice tenerle mucho que agradecer a la escuela: "Me ayudó a encontrarme más profunda- mente con Dios, a ver el magisterio de la Iglesia y los sacramentos como una fuente de vida y santifi cación", com- parte el líder. "En sus cursos me ena- moré de la palabra, de la comunidad, conocí a Jesús como Maestro y me dio la pasión y el celo por salir a anunciar a otros que Jesús está vivo". "Si algo le tengo que agradecer es que me ha ayudado a ser discípulo de Cristo, a ser misionero y no tener miedo a salir de mi casa, de mi iglesia, de mi diócesis a llevar a Cristo a otros," dice Abram. El obispo auxiliar de Denver monse- ñor Jorge Rodríguez celebró el pasado 29 de junio una misa por el décimo ani- versario de la escuela en la que recono- ció su gran esfuerzo por llevar la palabra de Dios a otras parroquias y los alentó a llevar ese mensaje en todas las áreas de su vida y a discernir el futuro de esta misión. "Ahora les toca discernir con oración para ver por dónde los está llevando el Señor, poner todo en la misión y que crezca esta escuela de evangelización, que haya más escuelas de evangeli- zación y que lleven su mensaje a más gente para la gloria de nuestro Señor", concluyó el prelado. Mi Movimiento POR VLADIMIR MAURICIO-PEREZ vladimir.mauricio-perez@archden.org '¡Ay de mí, si no predico el Evangelio!' En su décimo aniversario, escuela de evangelización sigue formando discípulos misioneros en Denver Miembros de la Escuela de Evan- gelización San Pablo junto con el obispo auxiliar de Denver monse- ñor Jorge Rodríguez. FOTO PROVISTA Abram León en la celebración de los 10 años de la Escuela de Evan- gelización San Pablo. FOTO PROVISTA