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2 JULIO 2018 | DENVER CATHOLIC EN ESPAÑOL Página del Arzobispo Columna del Arzobispo Exmo. Monseñor Samuel J. Aquila Periódico en español de la Arquidiócesis de Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210. Teléfono 303-715-3219, Fax 303-715-2045, E-mail: elpueblo@archden.org DENVER CATHOLIC EN ESPAÑOL (USPS 024-042 / ISSN 25728717) is published monthly, except January, by the Archdiocese of Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, and printed by Prairie Mountain Publishing, LLP in Boulder. Periodical postage is paid in Denver, CO. SUBSCRIPTIONS: $ 12 a year in Colorado, $ 16 per year out of state. Postmaster, send address changes to: El Pueblo Católico, Circulation Dept., 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210. Editora CARMEN ELENA VILLA Jefe de Publicidad MICHAEL O'NEILL E N E S P A Ñ O L Julia Greeley y el Sagrado Corazón E l verano es usualmente un tiempo en el que la gente lucha por mantener su impulso espi- ritual mientras que se interrumpen las rutinas por los eventos familiares, viajes y demás. Al tener en cuenta esto, quisiera ofrecer como fuente de inspiración a una mujer humilde, santa, quien ha servido como ejemplo a muchas personas en esta arquidiócesis: la sierva de Dios Julia Greeley. El pasado 7 de junio celebramos el 100 aniversario de la muerte de Julia Greeley con una misa festiva en la Catedral Basílica Immaculate Con- ception, donde sus restos están ahora sepultados. Una de las características de la vida de Julia fue su gran devoción al Sagrado Corazón de Jesús. De hecho, fue gracias a la providencia de Dios que ella murió justo en esta solemnidad. Julia conoció y experimentó el amor que Jesús tuvo hacia ella y fue este amor el que la movió a donarse a aque- llos que están en necesidad y a compar- tir con ellos el Evangelio sin importar su costo. Quisiera compartir con ustedes algunos extractos de la homilía en la misa que celebré por el centenario de la muerte de Julia, con la esperanza de que su ejemplo pueda inspirarlos a crecer en santidad durante este verano. CONOCIENDO EL TIERNO AMOR DEL PADRE Durante esta solemnidad, en nuestra primera lectura tomada del libro del profeta Oseas, escuchamos al Señor revelándose como un padre amoroso: "Cuando Israel era niño, yo le amé, y de Egipto llamé a mi hijo… Yo enseñé a Efraín a caminar, tomán- dole por los brazos, pero ellos no conocieron que yo cuidaba de ellos. Con cuerdas humanas los atraía, con lazos de amor, y era para ellos como los que alzan a un niño contra su mejilla, me inclinaba hacia él y le daba de comer" (Os. 11, 3-4). Y en esta (lec- tura) escuchamos la ternura de Dios hacia toda la humanidad – el amor de Dios que creó a cada ser humano desde el momento de su concepción y a su imagen y semejanza. Quien nos ha dado vida y quien˜nos ha creado para que lo refl ejemos a Él. Como escuchamos al principio del libro de Génesis, "a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó". Gen 1, 27. Con gran ternura el Señor desea que cada ser humano se asemeje a Él y que pueda degustar la paternidad e intimidad de Dios descrita muy bien por el profeta Oseas. ¿Has sentido y reci- bido ese tipo de amor del Padre? Por la forma en que vivió Julia, ella estaba muy consciente del amor que tenía en su corazón. Ella se sabía como una hija amada por el Padre. El hecho de que haya sido conocida como el Ángel de la Caridad nos muestra que ella estaba enraizada en ese amor y en su amor, Cristo mismo se reveló. ¿Qué te enseña la vida de Julia sobre la santidad? ¿sobre qué signi- fi ca ser discípulo? ¿sobre qué signifi ca recibir la tierna misericordia del Señor? ¿sobre conocer el poder de Dios que habita en ti por el Espíritu y sobre el hecho de saber que Cristo desea convertir tu corazón en su hogar como convirtió el corazón de Julia en su hogar? Julia conoció el tierno amor del Padre porque ella escuchó y creyó en las Escrituras. También aceptó el amor de Dios hacia ella a través de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía, la cual recibía diaria- mente. Si tú deseas conocer el tierno amor de Dios hacia ti, empieza bus- cándolo en la oración, las Escrituras y en los sacramentos. A PESAR DEL SUFRIMIENTO Jesús, quien es verdadero Dios y verdadero hombre, revela cómo es el amor y la caridad. Estos están profun- damente enraizados en el sacrifi cio y en nuestra donación completa hacia el Señor sin importar el costo. San Juan nos ha dicho en su Evan- gelio, que este testimonio fue dado para que también podamos llegar a creer, poner nuestra fe en Jesu- cristo, en el único que puede perdo- nar nuestros pecados y darnos vida eterna. Y es precisamente esta fe fue la que motivó a Julia Greeley. Su fe profunda en Jesús la ayudó a tomarse en serio el man- damiento que nos hace el Señor: "Amados los unos a los otros como yo os he amado" (Jn. 13, 34). Y así fue, sin importar el costo. Recuerdo que, durante la exhumación de sus restos, la persona que estaba tra- bajando en esto nos reveló que ella había sufrido de artri- tis. Julia dijo que su dolor y sufri- miento habían sido constantes. Al soportar este dolor artrítico, ella com- partió los sufrimientos de Jesucristo, mientras pasaba silenciosamente entregando medicinas, alimentos, ropa y otras necesidades a los pobres y necesitados. Mientras lo hacía, no se quejaba y más bien se iba los primeros viernes del mes a todas las estaciones de bomberos para llevar los estampi- tas del Sagrado Corazón de Jesús. Cuando sufres, la gratitud es un elemento esencial del amor hacia los demás. A Julia no le gustaba ser ciega de un ojo, ni sufrir de artritis en su cuerpo, o el espolón óseo que tenía en su talón (el cual suele causar mucho dolor en el pie) pero ella estaba muy agradecida por todas las bendiciones que Dios le dio, y esta gratitud permi- tió que mucha gente se nutriera de su alegría a pesar de la pobreza y de los quebrantos de salud. UN INTRÉPIDO Y HUMILDE ESPÍRITU MISIONERO Julia tenía miedo de proclamar a Cristo ni de invitar a los demás para que vinieran a conocer más a Jesús. Una vez más en gran humildad y gran sencillez. Y vemos la misma humildad en San Pablo, en su carta a los efesios, cuando se refi ere a sí mismo como el último de todos y a quien le han sido dadas tantas gracias. … (En) su encuentro con Jesús y al hacerse católica, ella descubrió las profundidades del amor que Dios le tenía, y esto le cambió todo el sentido a su vida y se fue a servir, a entregarse, no pensó en su propio confort ni en su propio ser, sino que puso sus ojos en las necesidades de los demás. Ella amó como Jesús amó. Como dice San Pablo: "Por eso doblo mis rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, para que os conceda, según la riqueza de su gloria, que seáis fortale- cidos por la acción de su Espíritu en el hombre interior, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que, arraigados y cimentados en el amor, podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la lon- gitud, la altura y la profundidad"˜(Ef 3, 14 – 18). Y es esta gracia la que le ha sido dada a Julia. Ella la recibió abierta- mente en su propio corazón, la forta- leció con el poder a través del Espíritu Santo y con Cristo quien moraba de verdad en ella. ¿Qué nos dice la vida acerca de lo que signifi ca ser discípulo y misio- nero? Recordemos que ella no tenía muchos de los lujos que nosotros tenemos. Julia caminaba por todos lados, incluso arrastrando su pierna o cojeando, sin importar el costo. Ella nunca buscó ser aludida, apreciada ni reconocida. Ella simplemente sirvió. Y ¿qué nos dice esto a nosotros en el hecho de conducir a los demás en el encuentro con Cristo? ¿Cuántos de nosotros quisiéramos ir el primer viernes de cada mes, no necesaria- mente a las estaciones de bomberos, pero ir de puerta en puerta invitando a la gente a venir y conocer al Sagrado Corazón de Jesús? ¿A encontrarse con el amor de Jesús por ellos? Ella no tuvo miedo de hacer esto. Que mientras muchos de nosotros nos esforzamos por vivir nuestra fe en este verano, podamos experimentar el tierno amor del Padre hacia noso- tros y que este nos mueva a darnos de manera generosa hacia los demás sin importar el costo y recibir la gracia y la valentía que Julia demostraron de manera tan clara. Traducido del original en inglés por Carmen Elena Villa.

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